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La figura de Nerón fascina porque sus actos extravagantes, de ordinario, escandalosos y a menudo repulsivos simbolizan la decadencia de Roma. Y este libro, con una inusual combinación de brillantez académica y talento literario, explica por qué. En una astuta revisión del relato histórico que se remonta a Tácito, Suetonio y Dión Casio, el experto Edward Champlin demuestra que Nerón fue en realidad un actor que rastreó sin cesar la historia y la mitología en busca de inspiración y motivos con los que dotar de propósito y justificación a sus actos. Su vida fue puro teatro, escenificado ante el pueblo romano, pero concebido como legado a la posteridad. Anhelaba la fama y la inmortalidad y alcanzó ambas, aunque no de la manera prevista, pues pasó de héroe a monstruo. Fuentes hostiles e interesadas unidas a la imaginación popular reelaboraron para la eternidad la imagen de Nerón, pero no la crearon. Y si esa imagen sigue siendo tan vívida, es porque fue la creación de un artista.