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Toda generación piensa que sus obligaciones son las más complejas y especiales. Nadie puede decirlo en forma absoluta. Las circunstancias en que los hijos de Colombia lucharon por su independencia, se unieron y dividieron en decenas de episodios para construir las instituciones, dominar el territorio y crear la nacionalidad. Los ejemplos de carácter, los esfuerzos y la visión de los antepasados así como las lecciones derivadas de sus errores, debilidades y excesos orienten a la sociedad para cumplir los deberes en esta época cuando parece multiplicarse los retos de la Nación. El decenio de los años noventa puede ser el más importante del siglo XX. Las novedades políticas y económicas recientes, por ser las más significativas del planeta desde la segunda guerra mundial, ofrecen a los colombianos una gran oportunidad para reorganizarse y progresar. En estas nuevas circunstancias no se puede seguir viviendo como si Colombia fuera una Nación a punto de perecer todos los días. Tantos problemas como los que se padecen y tantas oportunidades como las que se desperdician las cuales obligan a cambiar. Lo que induce a despertar y a movilizarse es el anhelo más autentico de la Nación, el hastío que ha producido la violencia y la convicción de que Colombia no es un país mediocre, ni una Nación de vándalos y delincuentes, sino un pueblo que en medio de sus contradicciones, sus grandezas y envilecimientos está buscando una vida política democrática y una organización económica y social moderna que permitan dignificar los recursos humanos, desarrollar los recursos naturales y conseguir una mejor calidad de vida para este pueblo. El decenio de los años noventa puede ser el más importante del siglo XX. Las novedades políticas y económicas recientes, por ser las más significativas del planeta desde la segunda guerra mundial, ofrecen a los colombianos una gran oportunidad para reorganizarse y progresar. En estas nuevas circunstancias no se puede seguir viviendo como si Colombia fuera una Nación a punto de perecer todos los días. Tantos problemas como los que se padecen y tantas oportunidades como las que se desperdician las cuales obligan a cambiar. Lo que induce a despertar y a movilizarse es el anhelo más autentico de la Nación, el hastío que ha producido la violencia y la convicción de que Colombia no es un país mediocre, ni una Nación de vándalos y delincuentes, sino un pueblo que en medio de sus contradicciones, sus grandezas y envilecimientos está buscando una vida política democrática y una organización económica y social moderna que permitan dignificar los recursos humanos, desarrollar los recursos naturales y conseguir una mejor calidad de vida para este pueblo. En estas nuevas circunstancias no se puede seguir viviendo como si Colombia fuera una Nación a punto de perecer todos los días. Tantos problemas como los que se padecen y tantas oportunidades como las que se desperdician las cuales obligan a cambiar. Lo que induce a despertar y a movilizarse es el anhelo más autentico de la Nación, el hastío que ha producido la violencia y la convicción de que Colombia no es un país mediocre, ni una Nación de vándalos y delincuentes, sino un pueblo que en medio de sus contradicciones, sus grandezas y envilecimientos está buscando una vida política democrática y una organización económica y social moderna que permitan dignificar los recursos humanos, desarrollar los recursos naturales y conseguir una mejor calidad de vida para este pueblo.