Wagyu - Flat Iron Steak | Vintage

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Información del producto

Esta carne vacuna es el resultado del cruce de toros Akaushi (Full-Blood) con vacas americanas (algunas de ellas pueden ser de raza Angus). Originaria de la prefectura de Kumamoto, al sur de Japón, Akaushi es una de las cuatro razas japonesas que componen el ganado Wagyu. Akaushi se distingue del resto del ganado vacuno japonés por características diferenciadoras en su genotipo y fenotipo (las características aparentes). Por ejemplo, Akaushi genera parte de su marmoleado comiendo hierba, naturalmente, en los campos mientras que los otros Wagyu obtienen su marmoleado alimentándose de grano en los establos. La genética Akaushi de sangre completa verificada por ADN de nuestro ganado desciende directamente de un linaje de campeones japoneses y un grupo de cría original que viajó de Japón a los Estados Unidos en 1994. La razón por la que elegimos el ganado Akaushi es simple. De las cuatro razas Wagyu japonesas, Akaushi es la que se marmolea de forma más natural y abundante, lo que significa que hay una excelente dispersión de la grasa dentro de la carne magra, lo que lleva a un perfil de sabor vibrante y una textura aterciopelada. Sin mencionar... notas de un sabor sofisticado y mantequilloso que no puedes obtener en ningún otro corte. Estamos aquí para cambiar su forma de pensar sobre la carne de res, para siempre. Solo criamos reses felices que han pasado entre 8 y 12 años masticando pasto, adquiriendo músculos y desarrollando capas de grasa mantecosa. Como un buen vino, nuestras vacas mejoran con la edad. Y la cosecha resultante está fuera de este mundo: lujoso marmoleado, con un sabor terroso desarrollado a base de pasto. Una experiencia gastronómica diferente e inolvidable. Estamos aquí para cambiar su forma de pensar sobre la carne de res, para siempre. Nuestra búsqueda incesante de la excelencia se manifiesta aún más en el hecho de que elegimos madurar en seco nuestra carne con hueso. En otras palabras: colgamos la canal entera en nuestro frigorífico de última generación durante un mínimo de 30 días, donde se permite que escape la humedad de la carne. La evaporación encoge la carne, concentrando su sabor a medida que se suaviza en textura. Las proteínas y las grasas también pasan por una transformación enzimática. Ambos elementos, el sabor concentrado y la ternura provocados por el proceso de envejecimiento en seco, no se pueden replicar de otra manera.